En primer lugar, cada sociedad forma a sus jóvenes generaciones desde los patrones de las generaciones de los adultos, siendo el patrón principal el de la enculturación, definido por Marvin Harris (2005) como el proceso mediante el cual la generación adulta incita, induce y obliga a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y comportarse "tradicionales". Eso significa que cada generación es programada no solamente para replicar la conducta de la generación anterior sino castigar la conducta que se desvía.
En segundo lugar, el poder representado por los gobiernos posee el monopolio de la violencia, y utilizará cualesquiera estrategias, como las que menciona John Galbraith (1986: 18-22), a saber: la del poder condigno (o totalitario: el de la sumisión pura y dura), y la del poder compensatorio (que impone la sumisión a través de la oferta de una recompensa), para impedir cambios en sus normas, resoluciones, proyectos, etc.
Los estudiantes de la UNGE son las jóvenes generaciones a las que se está enculturando para que sean hijos de provecho en Guinea Ecuatorial, dentro de la moral convencional del buen hijo, buen padre, buen vecino, buen esposo, etc. Pero el poder totalitario o dictatorial (dicta e impone leyes, conductas, etc.), no sabe lo difícil que resulta dominar los tres tipos de cerebros que tiene el ser humano (reptil, mamífero y neo-cortex o inteligente).
Un buen estudiante no solamente es aquel que saca buenas notas. También es aquel que cuestiona, se rebela contra las injusticias de su entorno para exigir sus derechos y su reconocimiento por parte de la generación adulta y gerontocrática que ostenta y monopoliza el poder. Un buen estudiante quiere y exige un buen profesor, o un buen intelectual. Amadou Lamine Sall (1996) sostiene que el silencio muchas veces mantenido por los intelectuales africanos permite la aparición y el mantenimiento de muchos de los regímenes totalitarios que frenan los cambios en las sociedades africanas.
El estudiante quiere convertirse en un intelectual de su tiempo, en el promotor de los cambios de su tiempo y en el garante de las transformaciones y progreso científicos, socioculturales. No quiere someterse al poder condigno y totalitario de sus mayores. Y en su deseo de manifestar sus inquietudes y sueños, no dudará en matar simbólicamente a su padre, es decir, desplazar a éste para convertirse en el motor de la transformación.
Lamentablemente, los adultos que representan el poder en Guinea Ecuatorial castigan las conductas de los estudiantes que exigen que las becas sean para todos, y olvidan que dichos estudiantes son testigos de los "regalos pecuniarios" que el Jefe de Estado hace a organismos o asociaciones en el exterior. Si el Jefe de Estado es tan generoso con la UNESCO o con grupos de Samba en Brazil, también debe serlo en el interior. Es de cajón. Pero el gobierno, en lugar de preparar mejor a las jóvenes y futuras generaciones, les condena a ser tan o más sumisos que las generaciones adultas del momento actual.
El profesor Mbuyi Kabunda Badi (2000) dice que “El Estado africano.... No es un Estado normal, sino una mera estructura administrativa de explotación, opresión y represión...”. No se puede ni se debe oprimir ni reprimir a las jóvenes generaciones. Hay que formarles, eso sí. Pero no hay que olvidar su carácter rebelde y su necesidad de transformar el mundo. Su mundo.
Ayer fueron los jóvenes los que se "expresaron" durante el encuentro Ghana-Guinea Ecuatorial en la CAN. Hoy son los jóvenes y estudiantes de la UNGE los que dicen no al reparto injusto de las becas en un país con una altísima renta per cápita. ¿Y mañana? Quien tenga oídos, que lea.