En los dos mensajes previos a este, he intentado transmitir la exigencia del momento, la urgencia del ahora, que insta a que juntos construyamos ese proyecto colectivo, Guinea Ecuatorial, sobre pilares de la unidad, la justicia, la igualdad.
Este tercer mensaje emana de recientes conversaciones con vosotras y vosotros jóvenes. Coincidimos en que esos añorados ideales a los que he aludido reiteradamente, solo son posibles con un cambio radical de mentalidad.
A cada nueva generación de ciudadanos y ciudadanas le corresponde el arduo trabajo de reducir la brecha entre esos ideales y la realidad del momento; le toca tomar las riendas de su destino y construir para mejorar la nación. Los desafíos destapados por el COVID-19 y la ya innegable ineptitud de nuestros gobernantes—algunos incapacitados y otros descalificados—apuntan a que estamos en una encrucijada transcendental.
La historia nos llama a asumir el momento actual.
Nos enfrentamos a una triple crisis: una pandemia, una recesión económica, y un desgobierno persistente que algunos consideran ha dado lugar a un estado fallido. Si no nos unimos para luchar por el cambio hoy, las consecuencias podrían persistir décadas más. Pero, si damos ese primer paso, si nos sumamos a una plataforma juvenil, o a una iniciativa de la sociedad civil, y trabajamos de manera colectiva hacia objetivos comunes, entonces tendremos la oportunidad de contribuir a un cambio monumental y duradero.
Tenemos la responsabilidad de actuar, y la oportunidad real de forjar un cambio positivo. De poco sirve ya el cinismo, la indiferencia o la apatía. No hay tiempo para seguir buscando diferencias con el “otro.” No hay nada a que esperar ya.
Mañana es hoy!