Un informe de Human Rights Watch sobre cómo la dictadura del presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo ha usado el "boom" petrolero para afianzarse y enriquecerse más a costa del pueblo de Guinea Ecuatorial. Desde el descubrimiento de petróleo en la década de 1990, el producto interno bruto de Guinea Ecuatorial (PIB) ha aumentado en más de 5.000 por ciento, y el país se ha convertido en el cuarto productor de petróleo más grande en el África subsahariana. Al mismo tiempo, el nivel de vida de las más de 500.000 personas en el país no ha mejorado sustancialmente.
RESUMEN (Referencia: Informe Human Rights Watch)
"Desde 1968, cuando Guinea Ecuatorial obtuvo la independencia del régimen colonial español, el país ha sido gobernado por una sucesión de dictaduras represivas. Hasta mediados de los noventa, era uno de los países más cerrados del mundo; los escasos comentarios internacionales estaban generalmente relacionados con su terrible situación en materia de derechos humanos. Sin embargo, todo ello cambió cuando se descubrieron importantes reservas de petróleo en las costas del país en 1995. Al tratarse de uno de los puntos calientes más novedosos para la extracción de petróleo, Guinea Ecuatorial recaba la atención internacional por sus valiosos recursos naturales. Sin embargo, su gobierno se encuentra imponiendo nuevos estándares más bajos en conducta política y económica: los miles de millones de dólares de ingresos petroleros no se han traducido en beneficios económicos generalizados para la población o en una mejora drástica de la situación de los derechos humanos, lo que convierte a Guinea Ecuatorial en un ejemplo clásico de país rico en petróleo, opaco, y autocrático…"