¡Hemos de Construir y Reconstruir!
En las ultimas semanas, las noticias sobre presuntas violaciones y explotación sexual de menores de edad en la isla en Annóbon por militares, la ineficaz respuesta por parte de las autoridades locales, y las divergentes opiniones por parte de algunos ciudadanos han dado mucho de que hablar. Lo acontecido en Palea, es un fiel reflejo de sucesos que cotidianamente se repiten y son ignorados en todas las ciudades y poblados de nuestra nación.
Durante décadas, un pequeño grupo de políticos sin escrúpulos, ha manipulado la idiosincrasia de los Pueblos que conforman Guinea Ecuatorial y los prejuicios creados y fomentados desde la época colonial, para centralizar ellos el poder mientras dividían a los Pueblos. Tristemente, esa estrategia malintencionada, ha dado lugar a que, velar por el bienestar y el respeto de los derechos de nuestros hijos—una obligación que atañe a toda la nación, haya servido, o haya sido usado, una vez mas como cuña entre un Pueblo que siempre se ha visto sometido y discriminado, y un Pueblo dominante.
En este segundo mensaje, dedicado a jóvenes Ecuatoguinean@s, intento en primer lugar resumir una realidad compleja, el de supremacías étnicas, que como se puede ver de varios otros ejemplos a lo largo de la historia, fueron sembradas y cultivadas asiduamente durante la colonización de nuestras tierras, para el beneficio de la metrópolis colonial. Nuestros políticos heredaron esas estrategias y las han ido perfeccionando, generando tensiones y conflictos étnicos, para mantenerse ellos en el poder, negándonos a todos un estado de derecho, libertades y nuestra dignidad.
En segundo lugar, he compartido hechos que tuvieron lugar en Annobón en 1993, cuando unos jóvenes con ansias de libertad fueron asesinados, y sus compañeros detenidos fueron vilmente torturados. Comparto esta anécdota para evocar el consejo que me dio mi padre entonces. “Vamos a reconstruir,” me dijo, consejo que he intentado seguir desde entonces, y consejo que ahora comparto con vosotras y vosotros, jóvenes.
Por último, hablo de la parábola de la construcción de una catedral, un trabajo que requiere visión, empeño, colaboración, dedicación, como el cometido que hoy ha de ocuparnos.
Somos los que hemos estado esperando, y nos toca seguir construyendo y reconstruyendo…